Actualitat gastronòmica

GRIMOD DE LA REYNIÈRE

Per març 12, 2014Sense comentaris

A  los gastrónomos se nos suele llenar la boca hablando de Brillat- Savarin (1755-1826) como el primer gourmet de la historia. Recurrimos a sus míticos Aforismos para justificar todo tipo de argumentos culinarios y tanto entusiasmo ha tenido el efecto de relegar a un segundo o tercer plano a otros escritores magníficos.

Grimod vivió entre 1758 y 1838, heredó de su padre una amplia fortuna y fue, además de escritor culinario, abogado y periodista. Vinculado con la más rancia nobleza francesa y   con una intensa actividad en la sociedad parisina, se le tiene por un gastrónomo apasionado, con lo que enlaza con algunos de los grandes gourmets catalanes  como Néstor Luján o Joan Perucho, quienes se acercaron de manera casi voluptuosa a las cosas del comer, de una forma quizás un tanto menos sentimental y evocadora que Josep Pla, a mi parecer uno de los grandes escritores de nuestra historia en todos los  estilos y modalidades que cultivó, incluyendo la cocina en obras tan excepcionales como El que hem menjat.

Pienso que Grimod es el primer  periodista gastronómico de la historia y autor de frases y sentencias al menos tan finas, entretenidas y divertidas como las de Brillat, con la diferencia de que quizá han sido mucho menos popularizadas.

Grimod, burlón, inventivo e ingenioso, tenía más charme que Brillat, taciturnopersonaje que comía mucho más de lo que hablaba, aunque dejó excelentes sentencias para la historia. Los editores de guías turísticas y gastronómicas y sus autores (entre los que me cuento) debemos reivindicar sus Almanaques, punto de arranque de este tipo de publicaciones a principios del siglo XIX. Editó el Almanaque de los Golosos o Calendario  Nutritivo  y la Revista de los Cómicos.

Eran los años en los que se definió la palabra gastronomía. Como perfecto señor de la buena mesa, murió a los 80 años en su castillo de Villiers-sur-Orge, tras presidir una comida de Nochebuena a la que sólo había invitado a sus amigos más cercanos. Según cuenta Néstor Luján, se durmió tras comer con alegre apetito y no volvió a despertar.

El ideario de Grimod se resume en Manual de anfitriones y guía de golosos , uno de cuyos principios es que “un anfitrión que no sepa trinchar ni servir es como el poseedor de una magnífica biblioteca que no supiera leer”. Ejemplo vivo del hedonismo, señaló que “nada hay que ayude tanto a la digestión como una buena anécdota de la que uno pueda reírse con toda el alma”. Y otra impagable sentencia indica que “la única manera decorosa de rechazar el plato que os ofrece la dueña de la casa es pedirle algo más del plato anterior”. Pura finura.

Casi contemporáneos, Brillat y Grimod representan dos acercamientos diferentes pero igualmente privilegiados al mundo de la buena mesa, el primero de una forma más grave, más irónica la del segundo.

 

Rafael Ansón
La Vanguardia
5/3/2014