El pasado 18 de marzo, la Academia Catalana de Gastronomía celebró otra de sus cenas mensuales, esta vez en mi opinión de las mejores que la Academia ha organizado. El Brigadier, mi querido amigo el Dr. Jordi Peyri, uno de los mejores dermatólogos de Barcelona , reconocido en muchos lugares fuera de nuestras fronteras.
Jordi es un amante del arte, y por ende, de la plástica equilibrada y bien montada de una mesa “comme il faut”.
Desde sus inquietudes gastronómicas, el placer y la curiosidad que tenía por la comida han ido siempre ligados a una mesa bien puesta.
Manteles, vajillas, cristalerías y cubiertos, forman parte de la liturgia gastronómica que todos nuestros órganos sensoriales reciben potenciando el estímulo del alimento.
La calidad del tejido, dibujo y color de una mantelería, las diferentes piezas de una vajilla considerando su estética y su función, no me diréis que comer con una “Limoges”, os deja indiferentes. Y ahora viene como bien nos dice él, su pasión por los cubiertos. Ha ido recogiendo piezas con una estética irresistible pero desde hace más de 40 años, los cubiertos han centrado su espíritu coleccionista. Colección que nos ha traído entera para que podamos verla, tocarla y disfrutarla. Todo un lujo y un gesto de generosidad por su parte que lo hacen la persona entrañable que es. Una auténtica joya de colección privada.
Según el profesor y experto en gastronomía en Paris Gault Millau documenta que a finales del S.XVI los franceses hablaban de la “Table Catalane” refiriéndose a una cocina de recetas únicas y una mesa refinada donde comían con unos instrumentos sofisticados.
Como no podía ser de otra manera, el Dr. Peyri llenó la convocatoria de la Academia, y organizó una espectacular mesa imperial en un lugar mágico. El Hotel Mercer Barcelona, el pleno Barrio Gótico.
En noviembre de 2012, abría sus puertas el Mercer Barcelona 5 estrellas G.L., este hotel de sólo 28 habitaciones se ubica en un edificio catalogado como monumento histórico protegido, pero no sólo su ubicación es todo un lujo, sino que en su propio interior esconde auténticas joyas históricas,, puesto que incorpora restos de la muralla de Barcino y una de las Torres de Defensa, la Torre XXVIII. Rehabilitado por el arquitecto Rafael Moneo, el Mercer Barcelona sabe combinar historia con modernidad y vanguardia.
Todos los detalles son espectaculares, desde sus techos de madera del S. XVIII, hasta sus arcos de media punta del S. XIV. Su apuesta de calidad se refleja gastronómicamente en el Restarurant Jean Luc Figueras y en Le Bouchon. Es aquí justamente en el restaurante liderado por Jean Luc Figueras, un francés más catalán que francés, y que lleva la mezcla de las dos culturas a la cocina de manera impecable.
Conocí a Jean Luc hace muchos años allá por los ochenta, era buen amigo de mi padre el apostó mucho por el en los orígenes del fantástico Azulete, restaurante memorable en la parte alta de la ciudad, que tiempos…!
La cena diseñada por él junto con Jordi, va a permanecer por mucho tiempo tanto en mi retina, como en mis papilas, sin olvidar el tacto, cúmulo de sensaciones que cambiaron mi estado anímico de la noche de golpe. El poder de los sentidos…
Empezamos con un canelón de cigalas, tomate y oliva negra, marinado con Lagar de Merens cosecha 2012 (Treixadura, Lado y Torrontés D.O. Ribeiro).
Después un pastel fino de bitufarra de perol, patata ratte y trufa negra. (este plato confieso que me produjo sensaciones cercanas al éxtasis…), acompañado por un tinto Carles Andreu Trepat 2010 D.O. Conca de Barberà.
Seguimos con Liebre a la Royale impecable (yo no suelo comer caza, aunque soy cazadora) y su melosa carne me sorprendió muchísimo, algo fuerte para la noche, pero estupenda. Esta vez el vino Domaine de Sestrerees 2009 Merlot (vine de France Cahors.)
Ahora sí que me quito el sobrero delante del postre favorito del Dr., el Saint Honoré, que Jean Luc enseño a todos los comensales como si de una obra de arte se trataba, ciertamente lo era, para servirlo después bien emplatado de forma individual. El sabor me transportó a la niñez… regado con garnatxa blanca, rosa y negra de Martí i Fabra Masia Pairal D.O. Empordà . Para no ser amante de los dulces, me dejó con los ojos como platos y la lengua recogiendo los restos de los labios, labios que ya no eran rojos sino completamente blancos.
Gracias Jordi por tu generosidad, tus ganas de compartir, tu amplia cultura gastronómica e histórica y felicidades por hacer de esta cena una de las que dejarán huella en la historia de de nuestra querida Academia.
Bon appétit mon chér ami…
María Vives Blue Eyed Princess Blog http://blueeyedprincess.com/2014/03/25/homenaje-a-la-table-catalane-restaurant-mercer-jean-luc-figueras/